Jorge Negrete y Carlos Gardel: dos figuras inmortables.
Entre Carlos Gardel, “El zorzal criollo” y Jorge Negrete “El Charro inmortal”, hay una serie de semejanzas. Los dos nacieron dotados de una gran voz y pasaron a la historia como los mejores intérpretes de la canción ranchera y del tango.El cine contribuye a dar a conocer sus figuras por el mundo. El público que abarrotaba las salas donde proyectaban sus películas, pedían que el operador volviera atrás la cinta para deleitarse con sus canciones.
Carlos Gardel era un extraordinario barítono, cuya voz se adaptaba perfectamente al tono del tango. Jorge Negrete fue un gran tenor y por eso podía interpretar con soltura los agudos de las canciones rancheras. Ambos murieron en plena gloria y en plena juventud.
“El morocho del abasto” fallecía el 24 de junio de 1935 en aeropuerto de Medellín, Colombia, al chocar el avión en que viajaba con otro que esperaba para despegar. “El charro cantor”, murió a causa de una penosa enfermedad. Carlos Gardel tenía 44 años, Jorge Negrete recién cumplidos los 42.
El “Homenaje a Carlos Gardel” se celebra en Vigo desde los años 70. Sus primeros pasos fueron en el Teatro Salesianos con proyecciones de películas interpretadas por Carlos Gardel en formatos 16mm y super 8. Se pasaron títulos como “Cuesta abajo”, “El día que me quieras” y “Tango Bar”. También se contó con una serie de artistas locales.Se lleva a cabo cada 24 de junio (o fecha cercana) con la efeméride.
Cada año el Teatro-Sala de Conciertos del Centro Cultural Caixanova (en este marco se celebra desde 1987) registra un lleno absoluto con gentes de todas las edades. La entrada es gratuita. El evento se lleva a cabo bajo el patrocionio del Concello de Vigo y es presentado por Antonio Mínguez.
Son muchas las figuras que por aquí han desfilado. Entre otras, han actuado, Imperio Argentina, Cholo Aguirre, Violeta Rivas, Néstor Fabián, Jorge Sobral, el inolvidable Carlos Acuña, Roberto Grandi, Alberto Bianco, Patricia Nora, y Rubén Juárez. También se han proyectado varias películas interpretadas por Carlos Gardel.
El venidero 24 de junio del 2009 se cumplen 74 años de la muerte de Carlos Gardel, y se mantiene su mito, el mayor de la música popular de todos los tiempos.
“Es un soplo la vida, Veinte años no es nada”, el tango permanece inalterable al paso del tiempo. Y se van a cumplir setenta y cuatro años que murió Carlos Gardel. Fue el 24 de junio de 1935. En el aeropuerto de Olaya Herrera en Medellín (Colombia) el avión en que viajaba Gardel arrancó para iniciar el vuelo, al llegar al centro de la pista, perdió de pronto su dirección y chocó violentamente con otro avión de una línea alemana que esperaba para tomar la salida. El accidente fue mortal, apenas hubo supervivientes. Gardel pereció carbonizado. Según algunos del “Zordal criollo”, su cadáver pudo ser identificado por las monedas de oro que llevaba en su cinturón.
Se van a cumplir setenta y cuatro años de la tragedia y el recuerdo del mayor mito de todos los tiempos se mantiene vivo en muchas partes del mundo. Todos los días desfilan gentes de diferentes países, ante la tumba de “El bronce que sonríe”. Sus restor reposan en el cementerio de chacarita de Buenos Aires. Siempre hay flores junto a su tumba. Es algo así como un rito. Tampoco falta quien le encienda un pitillo y se lo coloque entre los dedos de la mano de su figura esculpida en bronce y todos los años cuando se acerca el aniversario de su muerte, son millares los hombres y mujeres que desfilan ante su tumba para rendir homenaje al desaparecido cantor cuya música y canciones alcanzaron dimensión universal.
Han pasado los años y sus discos se siguen vendiendo como si fueran las últimas novedades musicales. Los jóvenes se sienten también atraídos por el influjo mágico de su voz que nadie ha podido igualar.
Carlos Gardel había nacido en Francia. En Toulouse concretamente el 11 de de diciembre de 1980 a las dos de la tarde. Así consta en un documento en que puede leerse: el 11 de diciembre de 1890 a las dos de la tarde nación Charles Romualdo Gardés en el Hospital de la Grave, hijo de padre desconocido y de Bertha Gardés Alisadora, nacida en Toulouse. Gardel emigró con su madre a Buenos Aires cuando tenía unos tres años. Su infancia fue pobre, muy pobre. Tuvo que ganarse la vida vendiendo periódicos. Eran los diarios de la tarde y desde su infancia conoció los ambiente nocturnos de la ciudad, el misterio, la alegría y el pintoresquismo de las noches llenas de música y canciones en los barrios portuarios, el sonido de los violines y de los bandoneones en el arrabal callejero.
Comenzó cantando en sociedades y peñas benéficas. Después en veladas aristocráticas. Todavía no había alcanzado el éxito en los escenarios en los que iba a ser el número uno de su época, de todas las épocas.
Cuando terminó la primera guerra mundial en aquel lejano 1918, el tango se puso de moda en Europa. Traspasó las fronteras de la Argentina y se enseñoreó de los escenarios, de las salas de baile, pero sólo la música, danza sin voz, sin fuerza ni expresión. Hasta que llegó la voz de Carlos Gardel que vino a darle sentimiento, brío, alma, el alma del tango.
En 1910 comienza sus andanzas como cantor, siempre en el abasto. Vive con su madre en corriente 1714, habitualmente para en el café O Rondeman. Allí se le bautiza como el morocho y ya por entonces es el crédito de la barriada. Cambia, para siempre su apellido, Gardés por Gardel.
El tango nació como música esencialmente urbana, pero que se nutría de los diversos elementos folklóricos y humanos que confluyeron en el Río de la Plata, desde el bandoneón de origen francés a la sempiterna guitarra española, pasando por el violín, el candombé uruguayo o los aires de una milonga.
Año 1911, se produce el primer encuentro de Gardel con Razzano, José Razzano (El oriental). 1917, el 9 de abril graba su primer disco el dúo Gardel-Razzano y Gardel, estrena “Mi noche Triste”. Nace el tango canción.
En 1923 se vincula a la compañía Matilde Rivera-Enrique de Rosas y con ellos va a Montevideo y luego, por primera vez a cantar a Europa en noviembre y diciembre. Por cierto, desembarcan en Vigo y se hospedan en el desaparecido Hotel Cotinental. Como anécdota decir que siempre le recordaba a Razzano la mariscada que se habían tomado en Vigo, y en una droguería de la Puerta del Sol pidió al dependiente gomina. Actúa en Madrid ante la Infanta Isabel de Borbón y la Reina Victoria Eugenia en el teatro Apolo.
En 1925 por afecciones en las cuerdas vocales deja de cantar José Razzano, quien continúa como “manager” del ídolo. En 1928 vuelve a España. Actúa en emisoras de radio, teatros y graba discos. Aquí ance una gran amistad con el famoso jugador de fútbol de aquella época, Pepe Samitier. Incluso entrena con el equipo del Barcelona, a quienes obsequiaba con sus canciones.
1931, en Niza comparte programas con la Mintinguett y trata del famoso cómico del cine mudo, Charles Chaplin. Continúa su andadura triunfal.
En 1934 viaja a Estados Unidos para filmar cuatro películas para la Paramount, por dos películas cobra 25.000 dolares y el 25 por ciento de las ganacias. Filma “Cuesta abajo” con Mona Maris y luego “El tango en Broadway”, con Blanca Vischer. Graba en Nuevo York las canciones de su filme en RCA Víctor. Aparece también en carácter de invitado “Cazadores de estrellas” junto a Bing Crosby, Ray Noble y los niños cantores de Viena.
1935, en enero se filma “El día que me quieras”, en Long Island (Nueva York). La película que el más quería. En febrero se rueda “Tango Bar”. Nacen sus últimas composiciones con Alfredo Lepera, argumentista de todas sus películas: Arrabal amargo, Sus ojos se cerraron, Volver, Por una cabeza, Los ojos de mi moza, Sol tropical, Lejana tierra mía y El día que me quieras.
El tango era y es una música reciamente viril, masculina, melódicamente básica y cuyos autores son adorados en los barrios populares como abanderados de revanchas y miserias.
El tango fue identificado como pecado, con pasión, con lujuria, con perdición. El tango expresa la realidad cotidiana.
Carlos Gardel conforma uno de los mitos más importantes de la historia de la música y la cultura popular.
Dueño de una voz y un modo de cantar que marcó a los muchos que vinieron después de él; de una imagen pública impecable, eternizada por la cinematrografía; suscitador de emociones colectivas que perduran y se transmiten de generación en generación.
Carlos Gardel se consagró en Argentina, después conquistó parte de Europa y los Estados Unidos, además de todos los países de habla hispana, hasta llegar al Mito.
Estos son los largometrajes que rodó Gardel entre París y Nueva York: “Luces de Buenos Aires” (1930), “La casa es seria”, mediometraje (1930), “Melodía de arrabal” (1932), “Espérame” (1932), “El tango en Broadway” (1934), “El día que me quieras” (1935), “Tango Bar” (1935) y la participación con dos canciones en la cinta “Cazadores de estrellas” (1935)
Unos 400.000 dólares al año genera la música de Carlos Gardel. La obra más ejecutada del “Zorzal criollo”, es “El día que me quieras” y “Mano a mano”.
Setenta y tres años han pasado y no ha sido olvidado. “Sus ojos se cerraron”, pero su voz sigue sonando y se escucha con arrobamiento, con emoción. Los tangos de Gardel siguen siendo novedad. Son de ayer, de hoy y de siempre.
Su última actuación fue en el año 1935. En Bogotá canta su último Tango: “Tomo y obligo”.
El lunes 24 de junio, a las 11, se preparaban los viajeros para salir tumbo a Cali. A las 14,30 el avión hace escala en Medellín para reabastecerse de combustible. El fatal desenlace se produce a las 15,10.
Se fue Carlos Gardel, pero dejó grabados cerca de dos mil canciones. Es un soplo la vida, 73 años no es nada. Como reza el dicho popular, cada día canta mejor.